Stinger es un pitbull, nació sordo y quizás esta sea en parte la razón de su triste historia. El perro caminaba por la calle y, al encontrarse con un objeto inusual para él, decidió revolver el nido de avispas. Esto enfureció mucho a los residentes del nido y atacaron al pobre perro. Sufriendo miles de mordeduras, el perro apenas escapó de ellas.
En casa tenía fiebre alta, le picaba todo el cuerpo y estaba hinchado. Los dueños decidieron llevar al perro al veterinario, pero no para recibir tratamiento, tenían otros planes. Desafortunadamente, esa fue también la última vez que Stinger vio a su antigua familia porque lo abandonaron en la clínica veterinaria en tan terribles condiciones, pidiendo que lo sacrificaran debido al alto costo de su tratamiento.
Pero por suerte para Stinger, el veterinario de la sociedad de rescate de animales se puso en contacto conmigo. En el momento en que me llamaron por el Stinger, dejé todo lo que estaba haciendo y corrí hacia mi auto. Me tomó al menos una hora llegar a la clínica, ¡pero el largo viaje no me molestó en absoluto! Cuando lo vi, me di cuenta de que nos necesitaba, pasara lo que pasara, y que teníamos que hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance para mantenerlo con vida.
El perro tuvo fiebre alta y picazón en la piel durante varios días. Las picaduras de avispa son muy dolorosas. Pocas personas están dispuestas a cuidar a un perro así por el resto de sus días, pero Stinger no se rindió, tenía muchas ganas de vivir. Cuando finalmente se resolvieron todos sus problemas de salud, las cosas empezaron a cambiar para Stinger. Su piel comenzó a sanar y el dolor disminuyó. Afortunadamente, Stinger ahora está muy feliz y amado en el refugio.
No puede ser adoptado por los gastos de cuidado que tendrá que pagar durante toda su vida, muy pocas personas pueden gastar tanto dinero en sus mascotas. Se quedará aquí conmigo donde recibirá mucho amor y cariño por el resto de su vida.