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Dog
Encerrado en la oscuridad desde que tenía 1 mes, se asustó cuando la luz entró a raudales
Desde la tierna edad de un mes, este perro no había conocido más que el frío abrazo de las sombras.
Confinado en un mundo desprovisto de luz, con los sentidos embotados por la opresiva oscuridad que lo rodeaba, se había acostumbrado al silencio que lo envolvía como un pesado manto.
Con miembros temblorosos y el corazón acelerado, se acurrucó en un rincón de su lúgubre celda, sin saber qué hacer con esta nueva iluminación.
Cada fibra de su ser le gritaba que se retirara a la seguridad de las sombras, que escapara del brillo deslumbrante que amenazaba con consumirlo.
En ese momento, mientras estaba en el umbral entre la oscuridad y la luz, el perro se dio cuenta de que no estaba solo. Aunque el viaje que le esperaba estaba plagado de incertidumbre, sabía que lo afrontaría de frente, armado con el coraje para abrazar lo desconocido y la resiliencia para superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.