Cuando encontramos a Yuki por primera vez, había sido cruelmente abandonada en medio de un montón de basura, su frágil cuerpo apenas se aferraba a la vida. Los niños compasivos nos alertaron sobre su estado desesperado, revelando una impactante historia de abandono y maltrato. Cubierta de heridas y desnutrida hasta una fracción de su peso adecuado, el sufrimiento de Yuki era evidente y desgarrador.
Yuki, que recibió su nombre y fue llevado a nuestro refugio, comenzó un viaje de curación y rehabilitación. Sus heridas, incluidas las patas delanteras deformadas por un trauma desconocido, pintaron un panorama sombrío de su pasado. Las radiografías confirmaron el alcance de sus deformidades físicas, consecuencia del severo confinamiento y abandono.
A pesar de las probabilidades, el espíritu de Yuki se mantuvo resistente. Con cuidados dedicados, sus heridas sanaron gradualmente y comenzó fisioterapia para recuperar fuerzas. Aunque sus deformidades esqueléticas eran irreversibles, Yuki desafió las expectativas, aprendió a caminar y redescubrió la alegría del juego.
Meses de amor y atención paciente transformaron a Yuki en una compañera saludable y confiable. Su progreso se compartió en línea, capturando el corazón de Lara en Canadá, quien con entusiasmo le ofreció a Yuki un hogar para siempre. Tras volar a Canadá, Yuki encontró una nueva vida llena de amor, uniéndose a una amorosa familia y a un nuevo amigo canino.
El viaje de Yuki nos enseña el profundo impacto de la adopción y la compasión. Su resiliencia y capacidad de amar a pesar de los traumas pasados inspiran a todos los que escuchan su historia. Ella nos recuerda que cada vida, sin importar sus dificultades, merece una oportunidad de felicidad y amor. Yuki, que ahora está prosperando en su nueva vida, encarna la esperanza y la alegría que conllevan las segundas oportunidades.