Octavio fue descubierto en las calles de un pequeño pueblo, un espectáculo lamentable debido al hambre y la imposibilidad total de comer o beber.
Paralizado e inmóvil, permaneció inmóvil durante días, gravemente desnutrido y apenas aferrándose a la vida. Cada hueso de su frágil cuerpo es claramente visible, un testimonio inquietante de los días de hambre y sed que soportó.
Transportado al hospital, la condición de Octavio fue diagnosticada como atrofia muscular severa combinada con epilepsia.
El dolor que soportó es inimaginable pero nunca se quejó, su espíritu fue resiliente ante la adversidad.
Decididos a ayudarlo a recuperar su movilidad, los médicos le brindaron atención las 24 horas del día, los 7 días de la semana, acupuntura y nutrición, vitaminas y calcio para apoyar su recuperación.
Con la combinación de la medicina oriental y occidental, junto con una fisioterapia dedicada, Octavio continúa avanzando.
Después de seis meses de tratamiento persistente, la transformación fue asombrosa. Octavio ya no está confinado a la inmovilidad y puede correr con sus propios pies, irradiando felicidad y confianza.
Ahora, Octavio no es sólo un sobreviviente sino también un símbolo de resiliencia y esperanza. Su figura, una vez frágil, se ha transformado en un príncipe apuesto, con una conducta amistosa y un espíritu inquebrantable.
Su extraordinario viaje es un testimonio del poder del amor, la perseverancia y la bondad de los extraños.