Cuando nos encontramos por primera vez con Little Lucky, llevaba las cicatrices del severo abuso infligido por su anterior dueño. Su cuerpo estaba marcado con heridas de cuchillo y yacía en el suelo, aferrándose apenas a la vida. Era evidente que había luchado por escapar, luchando por sobrevivir contra viento y marea.
Llevarlo rápidamente al hospital era nuestra prioridad inmediata. A pesar de su dolor y trauma, Little Lucky continuó retorciéndose y luchando, un testimonio desgarrador de la crueldad que soportó. ¿Cómo podría alguien ser tan cruel como para dañar a una criatura tan vulnerable?
Inicialmente retraído y desconfiado, Little Lucky se escondía en los rincones, evitando el contacto humano y mostrando poco interés por la comida. Incluso durante el tratamiento, soportó el dolor en silencio, con el espíritu destrozado pero resistente.
Gradualmente, comenzó a responder al consuelo y al cuidado, aceptando comida tentativamente y ocasionalmente aventurándose fuera de su rincón seguro. Lo llamamos Little Lucky con la esperanza de que pudiera desafiar las probabilidades y encontrar una nueva oportunidad en la vida.
Mientras se prepara para salir del hospital, surge un nuevo desafío: un diagnóstico de moquillo canino. Es un golpe devastador después de todo lo que ha pasado, añadiendo estrés financiero y tensión emocional a nuestro viaje con él. A pesar de los reveses, seguimos comprometidos con la recuperación de Little Lucky. Con atención constante, comidas nutritivas y tratamientos médicos, estamos decididos a ayudarlo a superar esta terrible experiencia. Su espíritu vivaz nos da esperanza, incluso ante la incertidumbre.
A pesar de todo, Little Lucky nos ha enseñado la resiliencia y el poder de la compasión. Apreciamos cada pequeña mejora y celebramos su fuerza y coraje mientras lucha por superar su pasado y abrazar un futuro mejor.